viernes, 18 de junio de 2010

José Saramago (1922-2010)

"A Pilar que no dejó que yo muriera", esa fue la dedicatoria en su penúltimo libro -El Viaje del Elefante- escrito por el autor Portugués.

18 de junio

Desperté temprano por la mañana y la habitación estaba oscura, por inercia lo primero que tomé fue mi teléfono para ver la hora. Eran cuarto a las diez de la mañana y decidí abrir el explorador de internet en mi aparato para verificar si tenía un correo que estaba esperando. La pantalla desplegó inmediatamente mi perfil en Facebook y lo primero que saltó a mi vista fue el post de una amiga donde anunciaba la muerte de Saramago. Salté de la cama y encendí la computadora para confirmar lo que había leído. Abrí el New York Times y me dirigí rápidamente a la sección de obituarios, efectivamente, la primera nota era el fallecimiento del autor portugués en su casa de Lanzarote.

Definitivamete era algo que no me esperaba y al terminar su último libro -Caín- me quedé a la espera de otra de sus obras. Creo que nunca llegará ya que cuando un escritor se va lo acompañan su pluma y su tintero. Escribo esto en mi blog pues me considero ateo y fanático de las letras de Saramago. Hace algunos años comencé a leer su obra y hasta el día de hoy me sigue sorprendiendo la capacidad de la mente humana para llegar a lo más básico de las cosas. En fin. Uno de sus últimos libros llamado "Las Intermitencias de la Muerte" comienza de la siguiente manera,“Al día siguiente no murió nadie”. Ojalá que hoy hubiera sido ese día.

Los dejo con algunas letras de una de las mejores plumas que hayan existido:

Decimos | Febrero 11, 2009

"Decimos a los confusos, Conócete a ti mismo, como si conocerse a sí mismo no fuese la quinta y más difícil operación de las aritméticas humanas, decimos a los abúlicos, Querer es poder, como si las realidades atroces del mundo no se divirtieran invirtiendo todos los días la posición relativa de los verbos, decimos a los indecisos, Comenzar por el principio, como si ese principio fuese la punta siempre visible de un hilo mal enrollado del que bastase tirar y seguir tirando hasta llegar a la otra punta, la del final, y como si, entre la primera y la última, hubiéramos tenido siempre en las manos un hilo firme y continuo del que no ha sido necesario deshacer nudos ni desenredar marañas, cosa imposible que suceda en la vida de los ovillos, y, si se nos permite otra frase de efecto, en los ovillos de la vida."

Libros | Junio 9, 2010

"Empezar a leer fue para mí como entrar en un bosque por primera vez y encontrarme de pronto con todos los árboles, todas las flores, todos los pájaros. Cuando haces eso, lo que te deslumbra es el conjunto. No dices: me gusta este árbol más que los demás. No, cada libro en que entraba lo tomaba como algo único."

"Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los dํas del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquํ para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perd๓n, hay quien dice que eso es la imortalidad de la que tanto se habla."

"He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro".