jueves, 4 de junio de 2009

No creo...(2a. Parte)

¨Religion is corrosive to science. It teaches people to be satisfied with trivial, supernatural non-explanations and blinds them to the wonderful real explanations.¨ -Richard Dawkins-

Realmente se me hace más fácil y honesta la vida de un ateo que la de un creyente. El primero puede actuar libremente acorde a lo que le dicte la razón; el segundo, debe tener en mente que antes de mover un dedo, hay un ser supremo que lo estará viendo. Cuando uno ¨dispara¨ en una plática la palabra "a-te-o" parece como si sacara una pistola frente a todos. Las caras pierden expresividad, los ojos y párpados se congelan, el pecho pierde su habitual movimiento y las preguntas no se hacen esperar. ¨Por qué no crees?" A lo que usualmente contesto, " Y tú, por qué crees?" Para mí es mucho más fácil la respuesta, ¨No creo porque no lo veo. No puedo creer en la nada, en el vacío.¨ Me parece absurda la idea de ¨querer vivir cuando estamos muertos¨. Por qué alargar nuestras vidas físicas a un plano espiritual que ni si quiera conocemos ni sabemos que existe? Creo que es para dar tranquilidad a las almas y sientan que no todo acabará dentro de un cajón enterrado bajo algunos kilos de tierra. Alguna vez leí las siguientes palabras de Saramago que me parecieron muy ciertas, "Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perdón, hay quien dice que eso es la imortalidad de la que tanto se habla."
Creo que todo comienza y culmina aquí, en nuestras vidas físicas.




martes, 2 de junio de 2009

De chile, dulce y manteca: Donghuamen (Beijing)



Salí en la noche junto con Rui y Deborah a buscar un buen lugar para cenar y probar algo más de la extensa cocina asiática. Justo a la vuelta del hostal (ya que todo quedaba a ¨tiro de piedra¨) estaba la calle Donghuamen. Larga como la Muralla, comenzaba en uno de los costados de la Ciudad Prohibida y se perdía a lo lejos entre edificios y neones. Caminamos durante la noche no sin antes ser abordados por nuestro amigo del restaurante, ¨Where are you going?" (El tipo ya nos consideraba sus clientes pues en cada sentada nos tomábamos en promedio 10 cervezas de 1/2lt.). Contestamos entre señas y el inglés que caminaríamos hacia el centro para conocer. Seguimos nuestro camino fumando y platicando, finalmente llegamos a lo que parecía un mercado ambulante pero muy bien organizado.


Había alrededor de 30 puestos bien alumbrados, limpios y los más importante, con cantidades industriales de comida. Las parrillas y cacerolas se desbordaban con una gran variedad de comidas extravagentes. Había suficiente como para alimentar a los Guerreros de Terracota. Los peroles llenos de aceite no dejaban de murmurar cada vez que un cliente pedía un bocado. Había desde el básico ¨spring rol¨, pasando por las brochetas de pollo y cordero hasta pene de una gran variedad de animales. Las vívoras, alacranes y gusanos estaban perfectamente acomodados en palitos de madera listos para ser comidos. Rui y yo decidimos aventurarnos a comer algunos animalitos. Antes de hacerlo, recorrimos todo el mercado y decidimos jugar a ¨yo escojo, tú comes¨. Es divertido cuando vienes de un país en donde se comen todo tipo de carnes y uno que otro objeto desconocido. Comencé por comprar unas bolitas de harina rellenas de una salsa rara. Fue solamente para ir acostumbrando al paladar. Posteriormente compramos ostiones en su concha a la brasa rellenos con una salsa que obligaba a las lágrimas a salir. Estuvimos comiendo durante un rato y como platillo final Rui financió unos alacranes. Formaditos como soldaditos en una brocheta, los tomaron del plato, los sumergieron en aceite hirviendo, los ¨empanizaron¨ con sal y pa´dentro. El sabor era raro e indescriptible. Decidimos volver otro día ya que en punto de las 9:45 p.m. comenzaban a cerrar. Las luces se apagaban y el murmullo del aceite se perdía entre el bullicio y el ruido de los autos. Decidimos regresar al restaurante de nuestro amigo para rematar la noche. Pedimos 4 platillos, cervezas, cigarros y a comer.



Esa fue una de tantas noches.





lunes, 1 de junio de 2009

Fu: Felicidad (las letras chiquitas también importan)

(11MAY09) Viajé ligero a China, 10kgs. en la espalda y otros más de la cámara y los lentes son suficientes para caminar. Al llegar a Beijing conocí a Rui Freitas de Portugal quien iba de regreso a casa por tierra: Macao, Beijing, el Transmanchuriano a Moscú, San Petesburgo, Letonia, Estonia, Latvia, Europa Central y finalmente Lisboa. Traía consigo una camiseta de Mao que me gustó y le pregunté dónde la había comprado. Me dijo que justo a la vuelta del hostal había una pequeña tienda de ropa donde las vendían por 20 yuanes (unos 3USD). Debido al intenso calor, no iba a estar lavando todos los días las dos camisetas que llevaba, por lo tanto, una noche fuimos a la tienda. Compré tres camisas que consideré serían suficientes para el viaje: negras todas pero con tres diferentes impresiones al frente. Cuando ví una de las camisas le pregunté a la chica que me atendió el significado de los caracteres y contestó, ¨Happiness¨. Me gustó el detalle y sobre todo el significado, al siguiente día la estrené. Caminando por las calles y los hutongs mucha gente veía el diseño en la camisa y me sonreía. Sinceramente no sé lo que pasaba por sus cabezas pero sonreían.

Ya sabía que el caracter más grande significaba ¨felicidad¨, sin embargo, había unos caracteres en la base de la prenda que ni idea tenía de lo que eran. Dejé Beijing para viajar por 25hrs. en tren a Guilín , el objetivo principal era navegar por el río Li por cuatro horas para llegar a Yangshuó en el sur. Una vez que me acomodé en el hostal, busqué la forma de hacer el recorrido coordinado por una agencia. Conseguí un tour barato, sin embargo, era un tour para chinos. Al día siguiente salimos a las 8 a.m. en barco, llegamos al embarcadero y me asignaron mi asiento. Las mesas estaban acomodadas a lo ancho del barco y me senté junto a una familia de chinos. El más joven era médico en la Southernn Medical University de Guang Zhou y llevaba a sus padres de vacaciones a Yuangshuó. Se llama Wei Ren que significa, ¨al servicio de la gente¨. Compartimos durante un rato algunas ideas de México y China mientras tomábamos té. Al ver la ¨Camisa de la Felicidad¨ me preguntó que si sabía el significado y contesté que sí. Apuntó a los caracteres pequeños y simplemente moví la cabeza dándole a entender que no tenía la más mínima idea. Sacó un papel y un lápiz y comenzó a escribir:

El signo más grande significa ¨Felicidad¨. Los caracteres más pequeños, leyéndolos de derecha a izquierda, dicen algo más o menos así: "la felicidad es como el agua que fluye en el inmenso mar del este, como la montaña del sur que jamás envejece¨. Agradecí la traducción y le vimos el fondo a la tetera de té. Sacó de su bolsillo un billete de 20 yuanes que tiene impreso como símbolo las montañas del sur, me lo dio como regalo y recuerdo del viaje. Busqué en mi cartera y escondido entre los yuanes y algunos dólares me encontré un billete de 20 pesos. Le expliqué un poco acerca de lo que ahí estaba impreso. Salí a la cubierta a tomar unas fotos mientras el barco arribaba al destino. La gente salió de la embarcación y se mezcló en el pequeño muelle, creo que no me despedí.

China