sábado, 13 de diciembre de 2008

El Güi Phi...


(6:00PM) Recogí mis valijas (o como dice mi madre: las petacas) a mi llegada al Aeropuerto Internacional de Barajas. Lentamente fueron desfilando una tras otra por la correa hasta llegar a mis manos. Para no cargar, tomé un pequeño carrito de esos que usualmente hay en estos puertos de llegada. Me enfilé hacia la aduana para cumplir con los trámites y requisitos que usualmente trae el viajar de un país a otro. Afuera, en la sala anexa, había un mar de gente esperando. Pude ver besos, abrazos, lágrimas, risas, regaños pero jamás vi a Gerardo. Poco a poco la sala se fue vaciando hasta que se quedó un policía, mis maletas y yo. Me extrañó que nadie fuera a mi auxilio siendo que había viajado 9 horas y no pensaba andar paseando las maletas por toda Madrid.


(6:30PM) La ayuda jamás llegó, me dirigí a un punto de información. En una mampara se leía "Información Aeroportuaria" y debajo en letras grandes, blancas y felices, "Pregunte, estamos para servirle". Pedí un mapa de la ciudad, otro de la intrincada red de metro e hice caso al anuncio, pregunté. Le dije al dependiente, "Conoce usted un lugar donde pueda encontrar internet inalámbrico?" a lo contestó con una negativa. Sin embargo, me hizo caminar hacia el fondo del aeropuerto y agregó, "busque el módulo de servicio color azul, probablemente ahí le pueden ayudar".

(6:45PM) Encontré el módulo mas no la información. Cuando nuevamente pregunté, la señorita que atendía dijo: “por el momento no tenemos ése servicio” y tratando de evadir otra pregunta agregó (en tono sofisticado), “solamente tenemos Güi Phi”. Y pensé, “Carlos, estás en Europa, get it? El sofisticado sistema español no es compatible con tu computadora. Está más allá de tu alcance tecnológico y conocimiento digital."Después de ver los teléfonos vanguardistas con pantalla digital en la pared, reafirmé lo que pensé.

(Todo lo anterior comenzó por no haber apuntado el teléfono ni la dirección de Gerardo en Madrid. Como alguna vez me dijo, “A ver Sr. Trotamundos, la dirección es tal…a ver si es cierto que llegas”. Si quería contactarlo la información estaba en un correo electrónico olvidado por ahí. El último intercambio de mensajes que tuve con él fue un día antes del viaje, la idea de que iría al aeropuerto para ayudarme con la maleta me quedó un poco vaga. Así es que si conseguía su teléfono, que estaba en un correo, lo podía contactar para decirle que yo llegaba a su casa.)

Para ver si era posible captar una señal, encendí la computadora y comencé a caminar por la sala. Mi rondín coincidió con el de un policía al que le pregunté lo mismo que a los demás y contestó, “el servicio que usted busca no está disponible, aquí tenemos Güi Phi”. Volví al comienzo. Me recomendó caminar ir de nuevo al módulo azul, al que ya conocía y en donde no me habían ayudado. Afortunadamente había otra señorita, creí que aún había oportunidad de de me ayudaran. Cuando llegué pregunté y me contestó, “el sistema español es muy sofisticado, la clave de acceso es el número de su tarjeta no hay más. Y aquí en el aeropuerto no tenemos mas que Güi Phi."

Estaba por hacer una llamada de larga distancia para obtener la información cuando apareció Gerardo detrás de un muro. Después de todo el protocolo de saludos y abrazos caminamos hacia la estación del metro. Le comenté de la situación y me dijo, “Güi Phi?” y se hechó a reir.

Nota: El Güi Phi (internet inalámbrico) es para los españoles lo que el Wi-Fi es para el resto de nosotros los mortales.

1 comentario:

Dharma dijo...

Jajaja! Estoy pensando en todas las palabras extrañas que seguún ellos, eran en inglés que escuché mientras vivía en Mallorca, comenzando con Espiderman, prinunciado así tal cual.
Excelentes todas las crónicas! Marruecos es una delicia by the way. Ya tengo ganas de ir por ahí.