sábado, 13 de diciembre de 2008

Tren a Fés



(4:00 P.M.) Finalmente mi camarote quedó vacío. El día ha sido un poco pesado desde que inició hasta ahora, he estado viajando y en tránsito desde las 9am. Ayer por la noche dormí en el hostal La Plata en Algeciras, España y por la mañana desperté temprano para comprar el boleto del ferry. Me presenté alrededor de las 9:00am para documentarme en las oficinas del puerto, sin embargo, la española que me atendió dijo que barco saldría con un retraso de media hora, o sea a las 10:30am. Recomendó que fuera a tomarme un café hasta la hora de partir. (Hace un par de días estuve en Madrid con Gerardo y me dijo lo siguiente, “Si ves que un español que cruza la calle cuando hay un rojo (stop,alto), no vayas tras de él/ella , son más pendejos que tú y yo juntos." De pronto, mientras tomaba el café y faltando 10 minutos a las 10am, decidí ir a la sala a hechar un vistazo. Para mi sorpresa, el lugar estaba vacío y la única que quedaba era la chica que me atendió. Me acerqué a ella para verificar si hubo algún cambio de último minuto y dijo, “ya puede ir, corra que el barco está por salir, disculpe que leí mal la hora." Duden de un español cuando de información se trate.

El barco que cruza diariamente el Estrecho de Gibraltar salió finalmente para llegar a Tánger, Marruecos a las 2:00pm (1:00pm hora local). Al bajar del barco me vi inundado por un mar de gente que venía en otras embarcaciones. Chinos, japoneses, españoles (eran muchos, la historia se repetía, parecía que iban a invadir), estadounidenses y uno que otro francés. Caminé hacia la salida del puerto para buscar un taxi y dirigirme hacia la estación de trenes. Finalmente encontré un petit taxi o como diríamos en México: un taxi chiquito. Afortunadamente cupe con mis dos maletas, cuando salí, el sol volvió a entrar. En el camino iba negociando con el taxista la tarifa y finalmente acordamos que serían 2.5 euros. Triunfante salí del automóvil y justo frente a la estación del tren había una especie de manifestación. Justo lo que me faltaba, bueno, eso fue lo que pensé después de ver guardias armados, gente de seguridad del inmueble, marroquíes con miles de maletas y sobre todo gente desesperada. Había barricadas a la entrada y mi mayor desesperación fue no saber realmente lo que pasaba (eso por simples cuestiones del lenguaje). Dentro de la estación todo parecía inmóvil, como si no hubiera ni un alma y mucho menos servicio. Pensé que tendría que modificar mi itinerario e ir en autobús hasta Fés. En uno de los costados había un banco y decidí aventurarme a preguntar si sabían qué pasaba afuera. Cuando entré, comencé a hablar en inglés y en español pero nadie me entendió (el poco francés que sé tampoco me pudo ayudar mucho). Mi teoría de la revuelta seguía en pie.

Finalmente me di cuenta que el banco y la estación se conectaba por un pasillo. Entré a la enorme sala y me dirigí a comprar el boleto para salir hacia Fés. Una vez que hice la compra, me senté en una banca y saqué mi guía de Marruecos para saber hacia dónde me dirigía. Dos asientos hacia mi derecha había una chica marroquí que trabajaba en Sevilla, se llamaba Laila. Me preguntó de dónde era y qué hacía en Marruecos. Fue ahí donde comenzamos la conversación. Hablamos del viaje, del Islam, del Cristianismo, de qué quiere hacer ella y qué quiero hacer yo. A las 4pm abordamos el tren y encontramos un camarote con suficiente espacio. Poco al poco el camarote se llenó hasta su máxima capacidad: 8 personas. Hace mucho que no encontraba una puntualidad como la marroquí, te dicen a tal hora y salen una hora después (puede ser por el desfase de horarios). Poco a poco el camarote se fue vaciando hasta que quedé solo. Estoy en la estación de Meknés (8:20pm) y justo cuando pensé que terminaría mi viaje sin compañía subió una chica. Veré de qué platico.

1 comentario:

bloby boy / nicolito / jhonny dijo...

he Carlitos!
bastante fluido tu escribir, me agarraste con la historia, y que paso con la chica marroqui? y con la segunda chica marroqui? no es que piense en chicas todo el rato, pero creo que los hombres, en la conversación, nos ponen a prueba las chicas, verbalizar nuestras posturas, o inconscientemente moldearnos finamente, sin pisar huevos.
que siga el buen viaje!