viernes, 20 de febrero de 2009

La Transición del Color... (Parte II, del Pequeño Mariachi)


Pasaron los años y pasé de la guitarra amarilla a la guitarra roja. Esto fue cuando convencí a mis padres, casi 5 años después y en un viaje a Houston, de gastar casi 18 mil pesos en una guitarra y un amplificador. En aquel entonces, yo no sabía que la cuestión metafísica y mental de la vizualización (* ver nota en el siguiente párrafo) me serviría. Les cuento el lento proceso. Resulta que después de haberme torturado los dedos con la guitarra parachera, requerí a los 6 meses un upgrade. Un día mi madre me llevó a Sears para que sirviera de su acompañante prometiéndome que me compraría una nieve. No supo lo que hizo ! Vagando por los pasillos de la tienda, entre los electrodomésticos, televisiones y sartenes, vi a lo lejos una guitarra - similar a la de Paracho - pero japonesa. Era, ahora sí, una Yamaha CG-100 que sonaba como si estuviera hecha para mí. El acabado era finísimo y la laca sobre la madera brillaba como si fuera de concierto. En el pasillo contiguo, como si hubiera olido mi interés, un dependiente de la tienda me abordó y preguntó, "joven, lo puedo ayudar en algo?". Le contesé que sí. Bajó la guitarra, me prestó un banquito y me senté en medio del pasillo. No tardaron los dedos en comenzar a tocar un esplendoroso concierto compuesto solamente por el círculo de Do. De pronto, frente a mí, apareció mi mamá. "Qué estás haciendo?", dijo, " vamos que se hace tarde". Después de haber planeado el ataque junto con el dependiente, salí con una caja y dentro de ella iba una guitarra.


El viaje lo hicimos en 1998, una vez que la Yamaha se cansó, pedí el cambio de guitarra. Ahora sí, nada de Paracho, nada de Japón. Busqué entre todas las marcas y colores de guitarras hasta que encontré la Parker Fly. Cierto día, acostado en la cama y viendo la televisión, National Geographic transmitió el documental de una de las marcas más finas y vanguardistas de guitarras eléctricas: Fly Guitars. Como no tenía internet, la única forma de conseguir información era mediante las revista de Guitar Player o similares, salí en camión hacia el Sanborn's para adquirir cuanta revista hubiera. Finalmente, en una de ellas encontré un artículo y la compré. En la portada había una guitarra color Transparent Cherry. Regresé a la casa y corté la portada, la pegué en mi libreta de química y la plastifiqué con contact. (*) Todas las mañanas, pues los neutrinos y neutrones eran la primer clase, veía y veía la guitarra. Pasó el tiempo.


Salimos de vacaciones en familia -cuando la familia era funcional- a visitar a una tía en Houston. Durante todo el camino le conté a mi papá acerca de la guitarra. "Hace esto, se escuchá así, con esa guitarra puedo tocar jazz y con la de Paracho no, con esa puedo tocar rock y con la de Paracho no, etc ". Creo que cuando íbamos por Sabinas ya iba harto. Finalmente llegamos a nuestro destino y yo ya llevaba las direcciones de las tres principales tiendas de intrumentos en la ciudad: Guitar Center, Hermes Music y MusicWorld. Al siguiente día fuimos a las tres tiendas pero no encontramos la guitarra, cansado de caminar y triste por la batalla perdida, paramos en una pequeña plaza comercial a comprar unos refrescos. Noté que había una tienda de música, sin embargo, no le dí importancia. Mi hermana decidió visitar una de las tiendas de ropa que ahí había. Yo, decidí resguardarme del calor en la tienda de intrumentos. Cuando entré, la vista tardó en acostumbrarse a la oscuridad de la tienda y el clima fresco me tranquilizó por un momento. Al final del cuarto, sobre un pequeño atril estaba la guitarra. Era la Parker Fly que estaba en la portada de mi cuaderno.


"THE ALL is MIND; The Universe is Mental." -- The Kybalion.

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