miércoles, 22 de abril de 2009

El mercado de la Merced se quedó corto...

Museo de Arte Contemporáneo. Subimos al elevador que nos llevaría al primer piso, lugar donde se encontraba la exposición de Pixar. Oprimí el número 1 de los botones iluminados y el ascensor comenzó a moverse. Tan pronto se abrió la puerta se escuchó una voz que dijo, ¨No seas atrabancado hijito, deja que la gente salga¨. Creí que habíamos llegado a un nuevo departamento o sección de MARCO, era algo así como un jardín de niños o una guardería. Tenía algunos meses de no ir al museo y me imaginé que la organización se embarcó en el proyecto de cuidar escuincles. Corrían, gritaban y otros lloraban por todo el piso. Aún y cuando había una gran caricatura sonriente de Woody de Toy Story en la pared los niños seguían acabándose los pulmones y la garganta. Unos guardias de seguridad eran simples postes entre el mar de gente; otros no encontraban si ver al niño que embarraba los vidrios o pateaba las paredes de la museografía. Debido a que era míercoles ¨de a grapa¨ casi medio Monterrey fue a ver la exposición de los dibujos animados.


Había una sección que incluía todos los trabajos hechos a mano, como en un inicio. Había bocetos inconclusos y otros terminados a color y con su respectiva firma. Una chica le dijo a su novio, "creo que para trabajar aquí tienes que dibujar y pintar muy bien¨. Y yo pensé, ¨creo que sí amiga, mínimo tienes que pasar Crayolas 1, 2 y 3¨. A todo esto, la concentración era casi imposible. Parecía un mercado y de pronto en el altavoz -como en cualquier centro comercial- voceaban a los escuincles perdidos. (Con voz de eco y tono de Soriana) "Sra. Fulana de Tal, su hijo se encuentra en la recepción y ya no lo aguantamos. Venga por él, pero ya!¨ Mientras observaba un cortometraje me llegó un leve olor a tacos de chorizo y pensé, ¨no creo que sean capaces¨. Jamás me enteré si era chorizo o mi mente me jugaba una broma aromática. Seguimos caminando. ¨Apá, apá, apá¨, lloraba un niño mientras su papá veía la cabeza digitalizable de Edna Moda de los Increíbles. Las señoras gordas ocupaban las bancas que debían ser usadas por la gente que quería ver alguna proyección.

La exposición es excelente, obvio sin tanta gente. Recomiendo ir cualquier otro día de la semana que no sea el Miércoles de Mercado en MARCO.


p.D. Había gente que se quedaba viendo a las piezas de mármol que estaban en las esquinas y creo que pensaban, ¨qué forma, qué sombras, qué dimensiones¨. Sí, eran maceteros vacíos.

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