viernes, 8 de mayo de 2009

Xi-ngada-mad-re!

Desperté temprano para arreglar el equipaje ya que a las 4:10 p.m. tenía que estar en la estación de tren de Beijing. Comencé por acomodar mis cosas en la backpack y daypack, todo cupo como lo pensé. Me despedí de la gente en el hostal y salí a la calle rumbo a la estación de metro en Tian'anmen. Antes decidí pasar a la tienda de una chinita para comprar comida para el tren ya que el viaje sería largo y cansado. Compré un par de litros de agua, unos botes con letras chinas y una cara sonriente comiendo fideos y algo de té. Pagué y seguí mi rumbo. Parecía que iba cargando al mundo en mis hombros, entre las dos maletas cada paso parecía clavarse en el concreto y dar el siguiente era difícil (y eso que viajo ligero). Finalmente llegué a la estación, compré un boleto, pasé por el punto de seguridad y me embarqué hacia la estación de tren. Al llegar tenía aproximadamente 40 minutos para documetar y completar los requisitos del viaje. Comencé a mirar las grandes pantallas de luces para buscar el tren T5 que va de Beijing a Guilin. Jamás lo encontré, entre los caracteres chinos que son confusos y las luces tintineantes tuve que preguntar en un mostrador.


Mostré el boleto y las dos chinas dejaron de serlo en el momento que los ojos rasgados se volvieron redondos. Comenzaron a gritarse entre sí y luego se dirigieron a mí, " Dong-de-ching-ad-os-estab-as-te-ching-azte-el-chu-chu-zale-de-otra-estazion (fue lo que me dijeron con sus caras)." Me indicaron que fuera a hablar con un policía que apenas masticaba el inglés y me dijo que me equivoqué de estación. El tipo dijo, "street, train station,taxi." Sabía que me decía que tenía que tomar otro taxi para no perder el boleto. Salí corriendo como pude cruzando la explanada frente a la estación para buscar un taxi. Finalmente un taxista me dijo que era imposible llegar debido a que la otra estación se encontraba a casi 30 minutos de camino. Me indicó que fuera a las oficinas de trenes para cambiar mi boleto. Si no hacía un cambio antes de las 4:10 p.m. (hora de salida del tren) perdería casi 60USD (eran las 3:55 p.m.).


Corrí como nunca, llegué a los mostradores de cristal y las filas eran interminables. Ni modo, a la mexicana me fui hasta el frente para hacer el cambio. Me atendió una chica y cuando vio el boleto simplemente giró su cabeza de un lado a otro. Buscaba en su pantalla y seguía moviendo la cabeza. Se levantó y la seguí. Ella dentro del tranquilo cuarto de cristal y yo fuera entre un caótico mar de chinos. Llegó a otro mostrador con otro agente que me dio la opción de cambiar el boleto sin cargo, sin embargo, saldría hasta el 9 de mayo por la tarde. Accedí y respiré de nuevo cuando la impresora imprimió el boleto. Regresé al hostal, tengo una cerveza, internet y una cama por hoy.

Zhal-hud-oz-Ching-ad-oz

3 comentarios:

caracol dijo...

Me encantó tu dominio en la interpretación del chino, pordiosss!
A qué huelen los lugares llenos de chinos?

un saludo!

Mr. de la Croix dijo...

Jajaja! Huelen a fideos y de la "chinada". Saludos Clau! Gracias por seguir el blog, es difícil hacer que la gente lea en estos tiempos.

Anónimo dijo...

comiendo asi y corriendo asi no te vamos a reconocer vas a llegar como todo un chino jajaja
Cuidate mucho y disfruta!